Followers

Meet The Author

25/3/14

Necesito empezar a llorarte

Tengo que asumir que ya te he perdido, que no puedo seguir viviendo de recuerdos, de momentos pasados. Debo arrancarte de mis entrañas, aunque me duela más que la sensación de echarte de menos a cada segundo. Tengo que sacudirme de encima la última sonrisa, la que todavía me provoca un cosquilleo cuando la pienso. Necesito darme una ducha fría de realidad, que me cale hasta los huesos, que me desatornille tus ojos del corazón. Tengo que abrir la ventana y tirar las cartas que nunca te di... Porque un día tuve entornada la puerta al corazón y tú entraste como una tromba, sin permiso, sin avisar y ahora tengo que cerrarla, pero no puedo. No quiero quedarme dentro, ni dejarte fuera. 

Debería empezar a llorarte, comprender que "nuestro" tiempo pasó. O mejor, entender que nunca fue. Que agua pasada no mueve molinos. Que los sueños, sueños son. Que no por mucho madrugar amanece más temprano y que más vale pájaro en mano que ciento volando.


23/3/14

I missed all the match

La vida trae fallos de fábrica.

Vicios ocultos que no tenemos a quién reclamar...
Por ejemplo, a lo largo de nuestro período existencial, tendremos que tomar miles de millones de decisiones banales; como el color de los zapatos, el corte de pelo, que comeré hoy, cuanta azúcar debería echarle al café, el día que empezaré la dieta nueva, los regalos que haré... Estupideces, cosas sin importancia. Decisiones sin las que podríamos vivir, prescindibles. Decisiones que si otra persona decide tomar por nosotros no supondrán un cambio relevante en nuestras vidas, quizá un leve  traqueteo de nuestra rutina.
En cambio, elegir de quién nos enamoramos no está en nuestra mano. Ni siquiera es una opción. Es una imposición. Pasa y se acabó. No recibes ningún aviso previo. No hay señales de tráfico que te adviertan. Nadie te consulta si te apetece enamorarte, ni como te gustaría que fuese él, que rasgos, que personalidad. Ningún alma caricativa se para a explicarte los riesgos. Simplemente un día, te encuentras completamente perdido en los ojos de otra persona, sin rumbo, enredado en un pelo ajeno, sin camino. Bueno, siempre puedes seguir el sendero a la curva de su sonrisa. Pero a lo que vengo a referirme, es que tu vida da un giro de ciento ochenta grados a una velocidad de vértigo y cómo no lo esperabas, acabas tirado en el suelo, con magulladuras por todo el cuerpo y en los casos más extremos con el corazón roto. ¿Lo peor? Lo peor es que ni siquiera has podido opinar sobre ello.
En cambio, te dejan escoger si luchar o rendirte, te dan a escoger entre que duela o que te duela mucho. Te ofrecen una opción barata, con una ilusión enorme, pero sin ninguna garantía de que se cumpla y te toca escoger entre buscar la felicidad o esperar a ver si ella te encuentra, algo muy difícil.

No elegimos de quién nos enamoramos.

8/3/14

Burning Desire

Lo quería, es cierto, nadie podría haber dudado de que lo deseaba con toda su alma. Desde la punta de los dedos hasta el fondo de su marchito corazón. Pero no lo quería como se quiere a un novio o a un amante, ni si quiera lo quería como se quiere una mascota.
Lo quería como se quiere a una cosa, como un trofeo, lo quería como una demostración de que podía tenerlo. No lo quería, le apetecía, como te apetece una taza de té con leche en una fría noche de invierno, se le antojó como aquel verano que solo comía fresas con nata. Lo quería porque no lo tenía, lo quería porque otra lo amaba. Lo quería como se quiere un bolso, para llevarlo del brazo y que otros te digan lo bonito que es, lo bien que te sienta. Lo quería como se quiere un vestido hecho a medida, para que las miradas comenten "Está hecho para ti".
Lo quería por el "que dirán", lo quería como se quiere un clinex, para  usar y tirar ... Lo cierto es que al principio no lo quería más allá de sus propios fines, pero poco a poco fue cayendo en su propia trampa. Se perdió en el laberinto que ella misma había creado.
Lo quería porque era libre, porque era un reto, porque la hacía feliz siendo un cabrón.
Bastó una mirada que duró poco más de un segundo para engancharse del todo.

Quería que sus ojos no dejaran de mirarla. Ahí empezaron sus problemas.

1/3/14

Stay Forever



He estado removiendo la caja de herramientas, buscando el clavo perfecto, uno bien afilado, uno que sea capaz de arrancarte de mí rápidamente. Sin dolor. Que no deje el rastro de tu colonia impregnado, que borre los recuerdos. Un clavo que saque otro clavo.
Y al final te encontré, o te dejaste encontrar. En el fondo de la caja, fue de repente, apareciste sin más, como si antes no hubieses existido, como si temieras ser descubierto. Bajo un viejo destornillador y un martillo con el mango desgastado. Ahí estabas, brillante, como nuevo.
Te convertiste en el viento que necesitaba para izar velas hacia un nuevo rumbo, en el empujón que necesitaba para acabar viejos planes a medio hacer. En la fuerza para reconstruir los pilares de una vida que se cayó a trozos en el momento en que se marchó. Eres una excusa para continuar, el motivo para no rendirme.
Y aunque a fin de cuentas todo lo hago por él, espero que no te sientas utilizado. Eres mi mtivo para levantarme por las mañanas. Me has devuelto las sonrisas que él se encargó de robarme. Y ahora temo, que a veces los clavos que sacan otros clavos, se quedan dentro.