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Meet The Author

29/6/13

Can you keep it?

¿Eres tú? Bien, sabía que cogerías el teléfono. Eres la única en quién puedo confiar. Tengo un secreto. Tienes que prometerme que no lo contarás. Sé que puedo confiar en ti. Quiero que lo protejas. Guárdalo y llevatelo a la tumba. Cuando haces algo malo tienes que contarlo. Yo he llegado ala conclusión de que quema, es como un infierno personal. Tu cuerpo arde por la culpa y tu conciencia te reprocha. Tienes que hacer algo. Si lo cuentas liberas algo de culpa, un ligero alivio. Un trago de agua fresca después de unos días de paseo por el lugar más caluroso e inhóspito que se te ocurra... ¿Sigues ahí? Si, te oigo respirar. ¿Sabes? Esto no es fácil de confesar y menos aún por teléfono, ¿Qué te parece si nos vemos? ¿No puedes? Entiendo... Bien...
Tengo un secreto, ¿Puedes guardarlo? Jura que lo protegerás. Tienes que prometerme que nunca se lo contarás a nadie.
-Te lo prometo.
-¿Lo juras por tu vida?
-Lo juro por mi vida.
Juraste que nunca lo contarías...

27/6/13

Dr. Jekyll & Mr. Hyde

Si el Dr. Jekyll te hace una promesa no esperes que Mr. Hyde la cumpla. Aunque comparten el mismo cuerpo son personas opuestas. Deberías tener cuidado con las personas que te rodean nunca sabes a quién le cuentas tus secretos. Ese chico del metro tan guapo y simpático podría tener dentro una bestia potencialmente dañina. Aquella niña de las coletas y los ojos brillantes podría esconder algo más que un pañuelo bordado bajo la manga. Aquel hombre de expresión seria podría ser un padre de familia ejemplar.
No tienes derecho a señalar con el dedo y decidir quién es Jekyll y quién Hyde. ¿Has pensado que alguien puede tenerlos a los dos? Pues hay gente así. Y es con ellos con quiénes debes ser cauteloso.
Detrás de cada sonrisa hay una mueca de desagrado. Sus palabras cariñosas están cargadas de odio. Su alegría es su tristeza. Te maldice pero te besa. Te quiere pero se muerde la voz. Tiene miedo pero siempre va de valiente. Busca la salida mientras se adentra más y más en su propio laberinto. Se ahoga respirando. Muere viviendo. Y nunca jamás reconocerá la verdad. Ten cuidado.

Puede que Jekyll te adore, pero Hyde te odia.

22/6/13

Summertime sadness

Supongo que en alguna ocasión habéis tenido la sensación de que todo había acabado y apuesto a qué también os ha dado igual. Si lo normal es que te importe, podéis considerarme rara, porque hasta la fecha nunca había estado tan feliz. Y lo cierto es, que cuando el estrés coge las maletas y se marcha, llega la calma con su sonrisa limpia, con sus planes para un verano que se presenta imparable que llega con ganas de nuevos aires. Ya solo queda rendirse a los libros de la estantería que llevan llamándote todo el año, a las cenas en la puerta de alguna pizzería aprovechando las horas más frescas del día. Helados compartidos en una tarde calurosa, '¡Rápido, qué se derrite!. Besos de sabores variados. Café con hielo. Sonrisas cómplices. Abrazos. Risas. Y la necesidad de exprimir cada segundo. Porque he echado muchas cosas de menos, y ahora empiezo a echar otras de más.
Abre la puerta y sonríe a la vida. Que ha llegado el verano, y aunque yo soy otoño e invierno, no voy a hacerle ascos a unos rayos de sol bronceando mi piel. Por que ha llegado el momento de cerrar los ojos y dejarse llevar.
Bienvenido verano, ¿Planes para hoy?
Puede que el mejor lugar para pasar un verano caluroso sea una cama sin sábanas.

15/6/13

Without words

Es fácil arriesgarse cuando sabes el resultado de antemano. Nosotros sabíamos que acabaría tarde o temprano, que sería un secreto fácil de guardar. Fue una historia breve pero intensa. No era nada del otro mundo porque para el resto del mundo no fue nada. Como una brisa ligera que pasa sin que la noten. Pero para nosotros lo era todo. El motivo para levantarnos por la mañana, el juego que nos mantenía despiertos y ávidos durante todo el día. Era la felicidad en su estado más puro. Te extasiaba. Y lo mejor de todo es que era imperceptible a ojos ajenos. Todo se basaba en una serie de miradas que lo decían todo sin palabras.
Unos meses. Lo que tardase en acabar nuestra racha. Prometimos no ir más lejos. Fue una especie de pacto verbal en absoluto silencio. Nunca hablamos del tema y aún así siempre supimos la fecha límite. Cada día que pasaba era un paso hacia el final. No sé cuando ni como, pero yo empecé a tener miedo. Pensé que sería capaz de pasar página sin muchas dificultades, pero en cuanto vi el fin asomar su retorcido cuerpo por la esquina de aquella calle solitaria en la que solíamos jugar a oscuras sentí que no podía rendirme sin luchar.
Pero aquello no era una guerra. Yo no tenía ningún enemigo al que abatir. Solo estábamos tú, yo y mis ganas.
Pero tú, sabías que eso no nos llevaba a ninguna parte y que tú tenías mucho más que perder...
Y aunque ambos sabemos que te encanta encontrarme buscándote un día más, porque te delata ese sonrisa,  también es obvio que esto está acabado.
Toca desengancharse.


13/6/13

Heartless

Jugó al límite. No supo dejarlo a tiempo. Ahora tiene el corazón roto y los cristales están bien incrustados en su pecho. Crean heridas profundas en su alma. Tiene las manos ensangrentadas de tratar de sacarlos con cuidado. Cada minúsculo trozo lleva dentro millones de recuerdos. Y duelen. Llora al retirarlos de su piel, que escuece, que arde, que la bombardea con las imágenes de tiempos mejores. Cada vez que saca uno nuevo la sangre brota con fuerza, sin miedo, libre y quema. En cada nuevo pedazo puede verlo a él, sus ojos, su sonrisa... Ella piensa que cuando haya conseguido quitar cada uno de esos cristales, todo habrá acabado y podrá olvidarlo. Pero se equivoca. Porque esos trozos de corazón roto están hundidos hasta el fondo y están creando cicatrices muy profundas, que tardarán en sanar. Cicatrices que nunca se borrarán.
Se lo pensará dos veces antes de volver a querer.

2/6/13

Hurrican full of lies

Al final resultó que el Universo era infinito, el café amargo, los versos tristes y que yo no era nada sin ti.

No tienes permiso para rondar por mi cabeza a todas horas, para adentrarte en mis sueños y perturbarme cada noche. No quiero que seas lo primero en lo que pienso cada vez que amanece, ni lo último antes de rendirme a Morfeo. No tienes derecho a destruir con una sonrisa las murallas que he ido forjando a lo largo de los años para que nadie pudiese franquear mi maltrecho corazón. Te prohíbo  hablarme cerca y mirarme a los ojos. No te permito que me hagas perder el norte y el control. No quiero que tu risa sea la música de fondo que quiero escuchar siempre. No te dejo que me abraces y me impregnes la piel con tu olor. No puedes entrar en mi alma, hacerme tuya. No tienes permiso para sellar cada rincón de mi cuerpo con un beso. No tienes derecho a hacerme temblar cada vez que me acaricias.

Y por último, no quiero que creas ni una sola palabra de lo que he dicho.